Acabo de terminar Poderoso Caballero (Daniel Matamala, 2015, Periodista), un libro que página tras página va destrozando tu capacidad de sorpresa con todos los entretelones de múltiples casos y situaciones que relacionan el dinero con la politica. La versión TL,DR: todos tienen tejado de vidrio. De a poco vas perdiendo -si es que te quedaba algo- la fe en la democracia y sus mecanismos de control, los que están todos muy bien aceitados por millones que van y vienen independiente del color político. De a poco el libro te va desfigurando la cara y se va transformando en una exposición clara de terrorismo de estado por parte de los que tienen el poder económico. Lo triste es que siempre ha sido así. El autor no escatima en referencias para contarnos cómo la historia es cíclica.
Un libro que servirá de referencia para los futuros casos que se destaparán este y los siguientes años (¿alguien lo duda?). El libro está estructurado en muchas breves cápsulas por caso que se relacionan con una gran empresa, un político o partido. Cada nota muy sabrosa. Un atinado índice por nombres al final se agradece para las referencias futuras.
Algunas frases para que se les abra el apetito y vayan por su copia:
- ¿Qué respeto tienen por su investidura como representantes de los ciudadanos quienes se humillan así por dinero? – Platas Von Baer y Moreria.
- Entonces, ¿frente a qué poder el ministro de Hacienda se sintió tan disminuido que aceptó ir a negociar al living de la casa de un profesional sin cargo oficial, mordisqueando galletitas mientras aceptaba desarmar la primera «reforma estructural» de su gobierno? – Arenas en la cocina.
- Les vamos a traer de regalo un balde de vaselina. – Bancos versus el Central.
- «La colusión siempre es mala. Pero cuando el Estado colude a las empresas que compiten, estamos en el peor de los mundos. Uno espera que el Estado combata la colusión, no que la genere». Claudio Agostini sobre la Ley de Pesca.